I
Soneto
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido el sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
5 mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal de tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
10 antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
II
Que se nos va la Pascua
Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua.
Mozuelas las las de mi barrio,
loquillas y confiadas,
5 mira no os engañe el tiempo,
la edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
de la juventud lozana,
porque de caducas flores
10 teje el tiempo sus guirnaldas.
Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua.
Vuelan los ligeros años,
y con presurosas alas
15 nos roban como arpías
nuestras sabrosas viandas.
La flor de la maravilla
esta verdad nos declara,
porque le hurta la tarde
20 lo que le dio la mañana.
Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua.
III
El comienzo de Las soledades
Era del año la estación florida,
en que el mentido robador de Europa,
media luna las armas de su frente
y el sol todos los rayos de su pelo,
5 luciente honor del cielo
en campos de zafiro pace estrellas.
Versión en prosa de Dámaso Alonso:
Era aquella florida estación del año en que el sol entra en el signo de Tauro (signo del zodiaco que recuerda la engañosa transformación de Júpiter para raptar a Europa). Entra el sol en Tauro por el mes de abril, y entonces el toro celeste (armada su frente por la media luna de los cuernos, luciente e iluminado por la luz del sol, traspasado de tal manera por el sol que se confunden los rayos del astro y el pelo del animal) parece que pace estrellas en los campos azul zafiro del cielo.
IV
Ande yo caliente y ríase la gente
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
5 y en las mañanas de invierno
naranjadas y aguardiente.
Y rijijijí y rijijijá
y ríase la gente.
Busque muy en horabuena
10 el príncipe mil cuidados
como píldoras dorados
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente.
15 Y rijijijí y rijijijá
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nueve el enero
tenga yo lleno el brasero
20 de bellotas y castañas
y quien las dulces patrañas
del rey que rabió me cuente.
Y rijijijí y rijijijá
y ríase la gente.