Soneto
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color de vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
5 y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
que el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
10 el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
II
Égloga tercera
Fragmento
Cerca del tajo, en soledad amena,
de verdes sauces hay una espersura
toda de hiedra revestida y llena,
que por el tronco va hasta el altura
5 y así la teje arriba y encadena
que’l sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido,
alegrando la hierba y el oído.
Con tanta mansedumbre el cristalino
10 Tajo en aquella parte caminaba
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos d’oro fino,
una ninfa del agua do moraba
15 la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombras lleno.
Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
el suave olor d'aquel florido suelo;
las aves en el freco apartamiento
20 vio descansar del trabajoso vuelo;
secaba entonces el terreno aliento
el sol, subido en la mitad del cielo;
en el silencio solo se 'scuchaba
un susurro de abejas que sonaba.
25 Habiendo contemplado una gran pieza
atentamente aquel lugar sombrío,
somorgujó de nuevo la cabeza
y al fondo se dejó calar del río;
a sus hermanas a contar empieza
30 del verde sitio el agradable frío,
y que vayan, les ruega y amonesta,
allí con su labor a estar la siesta.