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Quevedo (Auteurs)

Quevedo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid en 1580 en el seno de una familia palaciega. Cursó estudios en Alcalá de Henares y Valladolid. Su cultura era tan amplia como su facilidad para las lenguas, pues además de varios idiomas modernos dominaba el latín, el griego y el hebreo. Comenzó la carrera eclesiástica e intervino activamente en política, actividad esta última por la que estuvo preso cinco años. Murió en Ciudad Real en 1645.

La producción literaria de Quevedo es inmensa y variada: en prosa destacan La vida del Buscón llamado Pablos y Los sueños...; en verso son muy conocidas sus letrillas satíricas y sus sonetos.

Con una expresión casi lacónica a base de frases breves, Quevedo denunció las costumbres de la época empleando sobre todo la sátira moral. La hipérbole y la metáfora degradante son instrumentos hábilmente manejados para lograr una especie de caricatura con un ilimitado caudal de vocabulario. En esta deformación intencionada de la realidad se percibe un humor amargo y una actitud de desilusión ante una realidad que se siente incapaz de cambiar.

Recibió las de la Biblia y del pensador romano Séneca en su posición estoica (caracterizada por aceptar con entereza las acciones y las consecuencias que no dependen de la voluntad de uno). Fue precursor de los esperpentos de Valle-Inclán.

I

 

Descripción del licenciado Cabra

Él era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una cabeza pequeña, pelo bermejo (no hay más que decir para quien sabe el refrán), los ojos avecinados en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y oscuros, que era buen sitio suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, entre Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre, parecía que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los había desterrado; el gaznate largo como el avestruz, con una nuez tan salida, que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos, las manos como un manojo de sarmientos cada una.

Mirando de medio abajo, parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas. Su andar muy espacioso; si se descomponía algo, le sonaban los güesos como tablillas de San Lázaro. La habla ética; la barba grande, que nunca se la cortaba, por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese; cortábale los cabellos un muchacho de los otros. Traía un bonete los días de sol, ratonado de mil gateras y guarniciones de grasa. Era de cosa que fue paño, con los fondos de caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra, y desde lejos entre azul; llevábala sin ceñidor; no traía cuellos ni puños; parecía, con los cabellos largos y la sotana mísera y corta, lacayuelo de la muerte. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues ¿su aposento? Aun arañas no había en él: conjuraba los ratones de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba; la cama tenía en el suelo y dormía siempre de un lado, para no gastar las sábanas; al fin era archipobre y protomiseria.

QUEVEDO, Francisco

 

El Buscón

II

 

Descripción del caballo en la famosa batalla nabal

 

Llegó el día, salí en un caballo ético y rústico, el cual más de manco que de bien criado iba haciendo reverencias. Las ancas eran de mono, muy sin cola, el pescuezo de camello y más largo, tuerto de un ojo y ciego de otro; en cuanto a edad, no le faltaba para cerrar sino los ojos; al fin, él más parecía caballete de tejado, pues, a tener una guadaña, pareciera la muerte de los rocines.

QUEVEDO, Francisco de

 

El Buscón

 

III

 

Poderoso caballero es don dinero

Letrilla satírica

Madre, yo al oro me humillo;

él es mi amante y mi amado,

pues, de puro enamorado,

de contino anda amarillo;

5    que pues doblón o sencillo,

hace todo cuanto quiero,

poderoso caballero

es don dinero

Nace en las Indias honrado,

10    donde el mundo le acompaña;

viene a morir en España.

y es en Génova enterrado.

Y pues quien le trae al lado

es hermoso, aunque sea fiero

15    poderoso caballero

es don dinero

Es galán y es como un moro,

tiene quebrado el color,

persona de gran valor,

20    tan cristiano como moro.

Pues da y quita el decoro

y quebranta cualquier fuero,

poderoso caballero

es don dinero

25    Son sus padres principales

y es de nobles descendiente,

porque en las venas de Oriente

todas las sangres son reales;

y pues es quien hace iguales

30    al duque y al ganadero,

poderso caballero

es don dinero

IV

 

Amor más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra que me llevare al blanco día,

y podrá desatar esta alma mía

hora a su afán ansioso lisonjera.

5    más no de esotra parte en la ribera

dejara la memoria, en donde ardía;

nadar sabe mi llama la agua fría,

y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido

10    venas que humor a tanto fuego han dado,

medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrán sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado.

 

Source: La aventura literaria (Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa)