Idioma

http://www.idioma.free.fr/

Jorge Manrique (Auteurs)

Jorge Manrique

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jorge Manrique nació en Paredes de la Nava (Palencia) hacia 1440. Hay muy pocas noticias suyas, excepto que fue segundón de una casa respetable (su padre, el conde don Rodrigo, era Maestre de Santiago) y, como el resto de los escritores de su tiempo, fue un destacado guerrero. Murió en defensa de la reina Isabel en 1479.

La obra poética de Jorge Manrique que ha llegado hasta nosotros es realmente escasa y está formada por un conjunto de cuarenta y nueve poemas, aunque no puede asegurarse que esto sea todo lo que escribió y podría ser que se hubiera perdido algo más. Según la temática se ha dividido su obra en: poesía amorosa, burlesca y moral. Precisamente en esta última categoría se incluye el más transcendental de sus poemas: las coplas a la muerte de su padre, una colección de cuarenta coplas dobles de pie quebrado (sextinas) en las que Manrique lamenta sentenciosa y melancólicamente la inestabilidad de la fortuna, el poder igualatorio de la muerte, que no respeta agrandes ni a chicos, y la fugacidad de las glorias humanas.

Las composiciones amorosas y burlescas, concebidas como una simple diversión cortesana, ofrecen escaso interés. Por el contrario, en las Coplas... y ante la muerte inevitable, se exalta la importancia de las tres vidas en las que cree el hombre de la Edad Media: la terrenal, la celestial y la de la "fama"; las dos últimas pueden compensarle de su lucha contra la muerte.

Las Coplas... suelen dividirse en tres apartados:

1.-La caducidad de los bienes temporales.

2.-Caducidad de los elementos más inmediatos.

3.-Breve biografía de don Rodrigo y su postura ante la muerte, que acepta con entereza.

No hay desesperación en el poema, sino todo lo contrario: serenidad, dignidad de expresión, sencillez..., que dan al poema una gran emoción.

Recoge el sentido religioso de su época sobre la brevedad de la vida en el mundo y lo transmite a la poesía española posterior.

Coplas a la muerte de su padre

(Selección)

I

Recuerde el alma dormida

avive el seso e despierte

contemplando

cómo se pasa la vida,

5 cómo se viene la muerte

tan callando,

cuán presto se va el placer

cómo, después de acordado,

da dolor;

10 cómo, a nuestro parecer

cualquier tiempo pasado

fue mejor.

III

Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en la mar,

que es el morir;

allí van los señoríos

5 derechos a se acabar

e consumir;

allí los ríos caudales,

allí los otros medianos

e más chicos;

10 i llegados, son iguales

los que viven pos sus manos

e los ricos.

V

Este mundo es el camino

para el otro, que es morada

sin pesar;

mas cumple tener buen tino

5 para andar esta jornada

sin errar.

partimos cuando nacemos,

andamos mientras vivimos,

y llegamos

10 al tiempo que fenecemos;

así que, cuando morimos,

descansamos.

XII

Los placeres e dulzores

desta vida trabajada

que tenemos,

no son sino corredores,

5 e la muerte,la celada

en que caemos.

No mirando a nuestro daño,

corremos a rienda suelta

sin parar;

10 desque vemos el engaño

e queremos dar la vuelta

no hay lugar.

XIV

Esos reyes poderosos

que vemos por escrituras

ya pasadas,

con casos tristes, llorosos,

5 fueron sus buenas venturas

trastornadas;

así que no hay cosa fuerte,

que a papas y emperadores

e prelados,

10 así los trata la muerte

como a pobres pastores

de ganados.

XXXIII

Después de puesta la vida

tantas veces por su ley

al tablero;

después de tan bien servida

5 la corona de su rey

verdadero;

después de tanta hazaña

a que no puede bastar

cuenta cierta,

10 en la su villa de Ocaña

vino la muerte a llamar

a su puerta

XXXIV

diciendo: -"Buen caballero,

dejad al mundo engañoso

e su halago;

vuestro corazón de acero

5 muestre su esfuerzo famoso

en este trago;

e pues de vida y salud

hicisteis tan poca cuenta

por la fama,

10 esfuércese la virtud

para sufrir esta afrenta

que vos llama".

FINAL

XL

Así, con tal de entender,

todos sentidos humanos

conservados,

cercado de su mujer

5 y de sus hijos hermanos

e criados,

dio el alma a quien se la dio

-el Cual la dio en el cielo

en su gloria-,

10 que aunque la vida perdió,

dejónos harto consuelo

su memoria.

MANRIQUE, Jorge

Coplas a la muerte de su padre

 

 

Source: La aventura literaria (Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa)